DAVID SANTIAGO TOVILLA
Shakira es un referente para el año 2025. El virtuoso espectáculo de su gira Las mujeres ya no lloran amerita reconocerse:
Por su variación de géneros y ritmos. Shakira ha sabido incursionar en las expresiones musicales de moda. A partir de tonalidades modernas, logra conectarse con otra generación. El mayor mérito de su concierto 2025 es no estacionarse en lo de mayor rentabilidad comercial actual. Hay un equilibrio para introducir sus grandes éxitos, pero el eje rector es una concepción rítmica. Las dos horas del entretenimiento no tienen punto de caída porque el paso siguiente es un giro hacia otro ritmo. El deleite se mantiene, de principio a fin, porque la cantante también capitaliza la diversidad musical para exponer sus variaciones vocales.
Por su tecnología. El espectáculo está pensado para que todos, sin importar el costo del boleto, puedan ver, siempre, a la estrella. Monumentales pantallas la ponen a la vista de cualquier ubicación. Diversas cámaras dan seguimiento. A eso se suma la proyección de un avatar, con inteligencia artificial, para dar continuidad a su imagen y a elementos de la narrativa shakirista. El uso de realidad aumentada, en algún momento, consolida un embrujo visual impresionante. La inversión en sonido de calidad e inmersivo es proporcional a sus resultados de manera que las grabaciones —que circularán en redes— hechas por los asistentes puedan conservar la identidad musical deseada.
Por su trabajo escénico. Todo está concebido en función de la necesidad de quienes acuden al concierto: ver a Shakira e imbuirse en su esencia. Por eso, todos los detalles hacen que su presencia sea constante de principio a fin. Incluso, cuando ella acude a un cambio de ropa, un audiovisual se inserta para que el público ingrese al camerino y testimonie ese momento. Esto es: la fiesta sigue, aun cuando ella vaya a cambiarse. Sí, porque en los segmentos de mayor ritmo se transforma en una verdadera festividad. Puede apreciarse cuando interpreta su canción La bicicleta y hace una mezcla del vallenato con otros ritmos así como la recreación de una reunión propia de un baile popular colombiano: un colectivo de hombres y mujeres en torno suyo que bailan y aplauden. Enorme.
Por su vestuario. En esta etapa de su carrera, los diseñadores desean vestir a la colombiana. Un escaparate como una gira mundial, es de lo mejor para exponer las prendas de las grandes firmas. El concierto es una pasarela de primer mundo. Shakira abre con un traje gris de manga larga del que se desprende para quedarse con un vestido corto: ambos de Versace. De ahí, el desfile de prendas. Para mover las caderas como sabe hacerlo, en Waka, Waka, con falda y top de Jawara Alleyne. Para ejecutar su danza árabe, en Whenever, Wherever, con dos piezas de Anamika Khanna. Para verse como una diosa, al ejecutar Última, con un vestido de Zuhair Murad. Para enunciar su lado maternal, con una melodía para su hijo en Acróstico, con una composición de Gaurav Gupta Couture. En el climax del concierto, para cantar Loba, con un bodysuit de Dario Mittmann. Para realizar una magna interpretación colectiva de Antología con pantalón y blusa de Caroline Reznik y Primal Stuff. Para mostrar su gracilidad en Hips Don’t Lie, en una ligera vestimenta de Natalia Fedner.
El testimonio de esta última diseñadora es valioso: «El proceso de bocetos comenzó en septiembre, con la creación de muestras en octubre y el comienzo de la confección del vestido en noviembre (el vestido tardó más de 2 meses en crearse y perfeccionarse).
»Algunas personas compran el pan, otras compran la masa y hornean el pan, y otras hacen la masa y luego hornean el pan. Este fue un verdadero proceso de "hacer la masa para hacer el pan". La tela comenzó blanca y la teñí a mano con los tonos beige y arena perfectos (el proceso de elección de los tonos perfectos llevó más de tres semanas de creación de muestras de tinte y muestras).
»A continuación, cortamos a mano los 3 tonos elegidos en tiras largas con las que podía tejer. Incorporé cadenas en tres colores para agregar brillo y profundidad a la tela. Y, finalmente, un cristalizador pasó más de 30 horas agregando individualmente hermosos cristales Swarovski de oro rosa al vestido para que realmente brillara bajo las luces del escenario. Todo esto se hizo bajo la dirección y guía de Nicolas Brustyle.
»El vestido viajó de ida y vuelta entre Miami y Los Ángeles mientras lo ajustábamos para que tuviera la silueta absolutamente perfecta, siempre teniendo en cuenta la importancia del movimiento y la presencia en el escenario.
»Finalmente, Nicolas decidió que lo mejor sería enviarme a Ciudad de México para las pruebas finales con Shakira. Este fue un sueño hecho realidad en muchos sentidos. Trabajar con sus sastres y su equipo fue increíble. Y conocer y trabajar con Shakira fue un sueño de la infancia hecho realidad. Ella es el ícono definitivo: es todo lo que deseas que sea: tan inspiradora y hermosa en persona como lo es en las pantallas grandes».
Por
la pasión artística. En cada concierto, la apasionada
participación de Shakira se realiza como si fuera la primera y única vez. En las participaciones de la cantante se refleja la preparación,
la disciplina de entrenamiento, la enérgica comunión con el público que alcanza
con su público.
Shakira mueve al mundo en su espectacular gira 2025.
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