‘Poesía completa’ de Julio Cortázar


DAVID SANTIAGO TOVILLA

En marzo de 2025, Penguin Random House Grupo Editorial inició la circulación de la totalidad de poemas de Julio Cortázar hallados hasta la fecha, en un tomo de 800 páginas, titulado Poesía completa. La anterior recopilación cerró en 2005. En veinte años, se han recobrado otros textos.

Es atractivo abrir la puerta hacia un género menos asociado con la producción cortazariana. Sin embargo, la lectura del volumen deja en claro que el creativo escritor argentino mantuvo su producción poética constante.

A su trabajo poético lleva sus juegos, ironías, experimentaciones y ejercicios rígidos como el soneto. También, su militancia política.

La producción es variada pero siempre sólida. Esto es: con independencia del tema y el ejercicio lingüístico, Cortázar se asume como poeta, porque es el gran escritor que sólo utiliza una expresión para verter su producción literaria.

Así lo expone en el texto en prosa Para escuchar con audífonos: «Cómo no pensar, después, que de alguna manera la poesía es una palabra que se escucha con audífonos invisibles apenas el poema comienza a ejercer su encantamiento. Podemos abstraernos con un cuento o una novela, vivirlos en un plano que es más suyo que nuestro en el tiempo de lectura, pero el sistema de comunicación se mantiene ligado al de la vida circundante, la información sigue siendo información por más estética, elíptica, simbólica que se vuelva. En cambio el poema comunica el poema, y no quiere ni puede comunicar otra cosa. Su razón de nacer y de ser lo vuelve interiorización de una interioridad, exactamente como los audífonos que eliminan el puente de fuera hacia adentro y viceversa para crear un estado exclusivamente interno, presencia y vivencia de la música que parece venir desde lo hondo de la caverna negra».

O bien, sus reflexiones en Para leer en forma interrogativa: «UN AMIGO me dice: «Todo plan de alternar poemas con prosas es suicida, porque los poemas exigen una actitud, una concentración, incluso un enajenamiento por completo diferentes de la sintonía mental frente a la prosa, y de ahí que tu lector va a estar obligado a cambiar de voltaje a cada página y así es como se queman las bombitas».

»Puede ser, pero sigo tercamente convencido de que poesía y prosa se potencian recíprocamente y que lecturas alternadas no las agreden ni derogan. En el punto de vista de mi amigo sospecho una vez más esa seriedad que pretende situar la poesía en un pedestal privilegiado, y por culpa de la cual la mayoría de los lectores contemporáneos se alejan más y más de la poesía en verso, sin rechazar en cambio la que les llega en novelas y cuentos y canciones y películas y teatro, cosa que permite insinuar, a) que la poesía no ha perdido nada de su vigencia profunda pero que b) la aristocracia formal de la poesía en verso (y sobre todo la manera con que poetas y editores la embalan y presentan) provoca resistencia y hasta rechazo por parte de muchos lectores tan sensibles a la poesía como cualquier otro».

Pero fuera de las exposiciones están los hallazgos:

Vení a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.

….

Ahora escribo pájaros.

No los veo venir, no los elijo,

de golpe están ahí, son esto,

una bandada de palabras

posándose

            una

                    a

                        una

en los alambres de la página,

chirriando, picoteando, lluvia de alas

y yo sin pan que darles, solamente

dejándolos venir. Tal vez

sea eso un árbol

o tal vez

el amor.

SIEMPRE fuiste mi espejo,

quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche

de los postes de alumbrado, ni en el gesto

de elegir el menú, ni en la sonrisa

que alivia los completos en los subtes,

ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás

o en el color de un par de guantes o una blusa.

Me enojaré, amor mío, sin que sea por ti,

y compraré bombones pero no para ti,

me pararé en la esquina a la que no vendrás,

y diré las palabras que se dicen

y comeré las cosas que se comen

y soñaré los sueños que se sueñan

y sé muy bien que no estarás,

ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,

ni allí fuera, este río de calles y de puentes.

No estarás para nada, no serás ni recuerdo,

y cuando piense en ti pensaré un pensamiento

que oscuramente trata de acordarse de ti.

DEL dicho al hecho no hay ningún trecho,

pues un hecho es un hecho aunque no esté dicho

y un dicho es un dicho aunque no esté hecho.

Así, y de hecho, lo que vale aquí

es el trecho,

en el que nadie piensa pese al dicho

y pese al hecho.


Si se piensa en el trecho

hay como un entredicho

en un camino estrecho

que opone pecho a pecho

esto que aquí se ha dicho

a lo que aquí se ha hecho.

SÓLO una cosa habrá en común alguna vez,

tu llanto cuando leas esto

y el mío ahora que lo escribo.

Estas son sólo pistas para acercarse a la Poesía completa de Julio Cortázar.